Las víctimas de violencia sexual han vivido en carne propia las vejaciones que se ejercen sobre los cuerpos considerados disponibles, reducibles a objetos; esta violencia que permea todos los espacios sociales.
CNMH,2021.
Entre las mujeres que dieron su testimonio,
más de una de cada tres mujeres se organizaron para defender sus derechos o hacen parte de alguna organización de mujeres
La Verdad de las Mujeres, Ruta Pacífica
En el año 2000, la cárcel Modelo se convirtió en un escenario de guerra entre los paramilitares y la guerrilla, donde más de 100 personas fueron asesinadas y desaparecidas. Durante ese tiempo, Jineth Bedoya cubrió el desarrollo de estos eventos y, respaldada por su neutralidad como periodista, solicitó una entrevista a los paramilitares. Sin embargo, al llegar a la cárcel, fue abordada por un grupo de personas que la secuestraron durante 16 horas, tiempo durante el cual sufrió tortura y abuso sexual.
La justicia colombiana revictimizó a Jineth, lo que llevó al Estado a comparecer ante la Corte Internacional de Derechos Humanos, instancia que responsabilizó al país de las vulneraciones a sus derechos.
Desde entonces, su trabajo se ha centrado en visibilizar los impactos de las violencias basadas en género y en amplificar las voces de quienes las padecen. Su lema "No es hora de callar" busca promover la denuncia de la violencia sexual e instar a las sobrevivientes a alzar su voz contra la violencia de género.
En 2014, el Estado Colombiano decretó el día nacional por la dignidad de las mujeres víctimas de violencia sexual en el marco del conflicto armado, como medida de reparación colectiva a raíz del caso de Jineth, estableciendo el 25 de mayo como la fecha conmemorativa.
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En el 2001, en medio de una de las etapas más violentas de la guerra en Colombia, con el auge y la expansión de los grupos paramilitares y una marcada presencia en todo el país de la antigua guerrilla de las Farc - EP, surgió la semilla de La Comadre.
Estas mujeres llegaron a Bogotá desplazadas. Muchas habían sufrido violencia sexual, otras habían perdido a sus esposos, hijos, hermanos o padres debido a asesinatos o reclutamiento forzado.
La Comadre es un proceso organizativo autónomo de mujeres afrocolombianas que forma parte de la Asociación Nacional de Afrocolombianos Desplazados (AFRODES). Con más de 15 años de trayectoria, se ha consolidado como alternativa para acompañar a las mujeres en la superación de los graves impactos del conflicto armado.
Además, han implementado estrategias de incidencia que van desde la reconstrucción de la memoria histórica hasta la promoción de enfoques diferenciales en las políticas de prevención, atención y acceso a la justicia en casos de violencia sexual y violencia generalizada contra mujeres afrocolombianas. La Comadre es un colectivo pionero en la lucha para que las mujeres negras y afrodescendientes sean el primer sujeto colectivo en Colombia en ser reparado.
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Las mujeres indígenas han desempeñado un papel crucial en la lucha histórica por la pervivencia de sus pueblos. Sin embargo, en este proceso han sufrido diversas formas de violencia por parte de los actores armados, dejando cicatrices emocionales, espirituales y fracturas en su relación con los territorios ancestrales.
El "Tejido Mujer" de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN) surgió en 1993 como un espacio para el encuentro y la reflexión, donde las mujeres indígenas de esta región han encontrado apoyo y han desarrollado estrategias para dar visibilidad a las violencias sufridas en el contexto del conflicto armado.
El 28 de mayo de 2020, este Tejido presentó el primer informe sobre la memoria de las mujeres indígenas del norte del Cauca a la CEV. Esta contribución buscó resaltar los impactos en la vida de las mujeres indígenas y en los territorios habitados por sus comunidades, enfatizando que la violencia infligida hacia ellas ha dejado marcas en sus cuerpos. A lo largo del documento se exponen casos de violencia sexual y se describe la sistematicidad con la que se perpetra.
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