Eliminación de la violencia sexual en los conflictos

En el marco de la resolución 1820, la Asamblea General de la ONU proclamó el 19 de junio como el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Sexual en los Conflictos, con el objetivo de sensibilizar sobre la necesidad de erradicar este delito y conmemorar a las víctimas y supervivientes.

La violencia sexual en los conflictos incluye todos los actos de naturaleza sexual impuestos a través de fuerza o coerción, como la violación, la esclavitud sexual, la prostitución forzada, la esterilización, y los embarazos o abortos forzosos, entre otros. En Colombia y el mundo, estos delitos han afectado de forma desproporcionada los cuerpos y la dignidad de mujeres y niñas.

Según el informe del Secretario General de la ONU para 2023, la violencia sexual sigue utilizándose como táctica de guerra y terrorismo, violando derechos humanos y leyes humanitarias. A pesar de ser una realidad vigente y reconocida, sigue siendo una de las formas de violencia más invisibilizadas debido a la falta de verdad por parte de los perpetradores y la naturalización de este delito, que silencia a las víctimas a través del miedo y la culpa.

La Unidad para las Víctimas se suma a esta fecha conmemorativa, reconociendo la violencia sexual como una amenaza para los derechos humanos y la seguridad colectiva. Asimismo, visibilizamos las cifras del Registro Único de Víctimas, basadas en las declaraciones de niñas, niños, adolescentes, mujeres y hombres afectados por estos delitos en el marco del conflicto armado interno colombiano. 

Contexto global


De acuerdo con el Secretario General de la ONU, en el ámbito internacional, la violencia sexual relacionada con los conflictos armados presenta las siguientes características:

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Es utilizada para consolidar el control sobre los territorios y sobre recursos naturales lucrativos.
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El perfil de las víctimas, con frecuencia, pertenece a una minoría política, étnica o religiosa perseguida, o a quien se agrede por su orientación sexual o identidad de género real o aparente.
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En varios contextos se ejerce como forma de represalia contra personas y comunidades por su afiliación real o supuesta a grupos rivales.
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También se utiliza como parte del repertorio de violencia política para intimidar y castigar a los opositores, a sus familiares y a las defensoras de derechos humanos.
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Genera desplazamientos internos y transfronterizos, donde las mujeres y niñas desplazadas y refugiadas están expuestas a mayores riesgos. 
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Eliminación de la violencia sexual en los conflictos

Víctimas en Colombia

El informe de la Comisión de la Verdad aborda de manera integral la violencia sexual en el contexto del conflicto armado, reconociéndola como una de las formas más graves de violación de derechos humanos. A pesar de que más del 90% de las víctimas de este hecho son mujeres y niñas, la Comisión destaca que los hombres, niños y personas LGBTIQ+ también han sido gravemente afectados por estos delitos.
 
Según el informe, la violencia sexual se utilizó como táctica para humillar, intimidar y controlar a la población masculina, mientras que la población LGBTIQ+ ha sido blanco de ataques motivados por prejuicios y estereotipos de género y sexualidad. Se documentaron casos de violaciones correctivas, torturas sexuales y discriminación basada en la identidad de género y la orientación sexual, reflejando la intolerancia y violencia estructural que exacerban su vulnerabilidad y exclusión social.
 
La Comisión subraya que las personas afectadas también enfrentan estigmatización y barreras estructurales para acceder a la justicia y reparación integral, lo que ha resultado en una alta impunidad para muchos de estos crímenes.  

Eliminación de la violencia sexual en los conflictos
Eliminación de la violencia sexual en los conflictos
Eliminación de la violencia sexual en los conflictos
Eliminación de la violencia sexual en los conflictos

Recordar para no repetir

Según el Centro Nacional de Memoria Histórica, la violencia sexual ha sido utilizada como un arma de guerra en situaciones estratégicas, oportunistas o intrafilas para consolidar el dominio de los grupos armados. Estos actos se han llevado a cabo en escenarios de disputa y control territorial, donde los cuerpos de las víctimas son estigmatizados, silenciados, aniquilados y considerados disponibles.

Hoy recordamos algunos casos en los que la violencia sexual atentó contra la dignidad de niñas, niños, adolescentes, mujeres y hombres, interrumpiendo sus proyectos de vida. Al mencionarlos, buscamos tejer memoria y reconocer el impacto físico y emocional de este crimen atroz, así como la resiliencia de las y los supervivientes, quienes no sólo han ayudado a sanar a otras víctimas, sino que han transformado su dolor en iniciativas de construcción de paz.




Eliminación de la violencia sexual en los conflictos

La persistencia de las los supervivientes

El impacto devastador de la violencia sexual ha dejado profundas huellas en las víctimas, afectando su bienestar psicológico, emocional y físico, así como sus relaciones familiares, medios de vida y la cohesión social. Estas secuelas se ven agravadas por las barreras culturales e institucionales que enfrentan al exigir sus derechos o reconstruir sus vidas.

A lo largo de la historia, las víctimas han mostrado una resiliencia al buscar sanar y reconstruir sus vidas. Los procesos de sanación y los esfuerzos por construir la paz han sido lugares de encuentro donde supervivientes, motivados por la justicia y la reparación se unen para evitar la repetición de estos crímenes.

En esta conmemoración, es crucial reconocer la persistencia, la resistencia y las contribuciones de las organizaciones, plataformas y sobrevivientes que han luchado incansablemente por la dignidad de las víctimas y la eliminación de la violencia sexual en los conflictos armados.

Recomendaciones

  1. Monitoreo efectivo para un abordaje integral 
    Fortalecer los procesos de monitoreo y seguimiento a los delitos contra la libertad sexual, principalmente desde un enfoque diferencial e interseccional, debido a su afectación desproporcional a niños, niñas y adolescentes, mujeres y población con pertenencia étnica.

  2. Protección de la infancia y adolescencia 
    El SNARIV debe fortalecer la protección de los niños, niñas y adolescentes en el contexto del conflicto armado, así como las estrategias de prevención que permitan mitigar la materialización de amenazas y riesgos.

  3. Focalizar estrategias en los territorios más afectados 
    Continuar con las estrategias institucionales en todos los niveles territoriales, especialmente en las zonas donde históricamente se ha evidenciado este fenómeno, destacando que todas las formas de violencia sexual son inaceptables, deben ser denunciadas y requieren atención médica y psicosocial.

  4. La eliminación de la violencia sexual como un eje en las negociaciones
    Es indispensable que, en los procesos de salida negociada al conflicto, se establezca como imperativo la eliminación de toda forma de violencia sexual ejercida por todos los actores armados, ya que la consolidación de una paz estable y duradera requiere la erradicación de este fenómeno.

  5. Políticas públicas inclusivas
    Implementar políticas públicas inclusivas que aseguren el acceso a la verdad, la justicia y la reparación integral para todas las víctimas de violencia sexual en el conflicto armado colombiano.

Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas
Dirección de Registro y Gestión de la Información